Anita y La Luna
Anita se ve reflejada en el
espejo, a través de sus ojos percibe un brillo muy especial. Hoy se siente atraída por un mundo mágico, en
el que todo se hace realidad y la fuerza de voluntad se convierte en un escudo
inquebrantable para superar cualquier obstáculo, para ella el amor es un mar
inmenso e inagotable de vida. Por un largo rato contempla con una gran
serenidad detenidamente su rostro, en el fondo sabe que está reencontrándose
consigo misma, siente algo que le conmueve y al mismo tiempo le produce una
energía renovada que le llevará a vivir una experiencia enriquecedora. Ella
solo intuye que en su interior algo muy profundo y maravilloso está sucediendo,
no espera más…
Se mira a los ojos, ellos le
hablan…
El viaje a su interior se ha
iniciado, ahí en lo profundo de su ser, se ve resplandeciente de luz.
-Hola Ana, eres la misma y sin
embargo tan distinta… conozco perfectamente ese rostro.
-¿Sabes? Reconozco en ti esos
hermosos ojos que poseo, sé de la tersura y lozanía de mis labios… realmente
eres bella.
-¡Soy bella! Y siento que ahora
lo soy mucho más que ayer, y mañana seré aún mucho más bella, me lo estás
diciendo con ese brillo que veo en tus ojos.
-Ahora lo entiendo todo.
-Ahora sé por qué mis lágrimas
han tenido tanto peso en mis hombros y valen tanto.
-Soy una elegida, en realidad
todos lo somos, lo que sucede es que muchos no entienden y profundizan en lo
que realmente hay en su interior.
-Tal vez solo sea porque quienes
viven experiencias tan profundas y tan intensas como las que hemos vivido tú y
yo, optamos por aprender, por luchar, por ganar, porque decidimos apostarle al
amor y a la vida, a todo lo bueno y lo no tan bueno.
-Nos hemos encontrado con el amor
cara a cara, de una manera más profunda, más
íntima, espiritual y sublime. Y es que siempre vemos el rostro humano
del amor, nos cuesta verlo desde su interior, en lo profundo de los corazones,
allí en lo íntimo del alma, donde lo frágil se convierte en fortaleza, en
voluntad y transforma el llanto y el quebranto en rayos de luz que brotan a la
vida.
-Debemos aprender a amar.
-¿Sabes? El amor es como…
-Amar es como sentir la luna
sobre tu cabeza, es como mirar el sol y las estrellas al mismo tiempo, es
ternura, misericordia, colaborar, entender y comprender a los demás, aceptarles
como son.
-¡AMAR!… amar es piedad,
compasión, entrega, compromiso, valor, fuerza voluntad y humildad, es un rayo
de luz que yace dormido dentro de ti y que poco a poco va aflorando,
enriqueciéndote, enseñándote a darle un valor distinto a todo lo que debe ser
amado.
-Y es que en ese amor no hay
cosas, ¿sabes?
No hay cosas a las que una ama, a
las cosas no se las ama.
Solo se ama a la vida, a todo
aquello que te toca, que se siente, que se puede transmitir, aquello que aun en
medio de tus limitaciones fortalece y enriquece a los demás.
-Amar es regalar una sonrisa, un
gesto amable, una palabra de aliento, seguir sonriendo aunque te sientas
destrozada por dentro, mirar al cielo y entender que aceptar aquello que no
podemos cambiar, nos hace mejores y nos libera de cargas inútiles.
-Hoy siento que todos los poros
de mi piel se han abierto a la vida, que soy otra y todo gracias a ti, que hoy
me lo has mostrado a través de tus ojos, de tu sonrisa, de tu belleza como ser
humano.
-Hoy esa hoja seca sobre el
césped, me recuerda que todo se renueva, todo renace, absolutamente nada se
pierde en el universo.
-La brisa en mi rostro no son más
que caricias de aliento y de esperanza.
-No sabes cuánto te amo Ana, no
sabes cuánto amo a todos a quienes al igual que yo viven una experiencia como
la nuestra.
Sí, nuestra, porque es a través de
tus ojos que puedo ver y amar a todos, incluso a quienes no entienden nada.
-¡Qué alegría!
-Qué alegría maravillosa sentirme
liberada y tan entusiasmada y es que una lágrima no es más que la oportunidad
maravillosa de conectarme con ese amor que lo envuelve todo.
-Te veo a los ojos y puedo verlo,
sentirlo… es tan real y tan profundo que me sobrepasa, siento como si flotara
en el espacio entre partículas de amor convertidas en oro.
-Me reencuentro en tus ojos, Ana,
y te amo tanto, pero, tanto, que ese amor que siento me traspasa y llega a
todos.
-Ana, hoy brillas como un
arcoiris de mil colores, hoy llevas el aliento de mil guerreros como tú, el
rostro de todos y de cada uno de ellos. El rostro de todos.
-Hoy todos somos luz, porque el
mundo es eso: LUZ.
-Sigo enamorada de la luna, de su
luz, de los sueños y las historias que vivo inspiradas por su resplandor
enigmático y poético.
--Vivir… pero vivir, aunque la
vida sea larga, aunque la vida sea corta… vivir
-Experiencia espiritual en la
carne que será infinita en el universo.
-Sí, Anita, somos mucho más de lo
que muchos perciben.
-Te amo cada vez que respiro,
cada día que amanezco, cada noche que sueño, en cada paso que doy junto a cada
latido de mi corazón.
-Mañana Anita, tú y yo tenemos
una cita con la luna.
Una luz blanca de amor que juntas
irradiaremos de noche y de día, porque tú Anita,
Tú solo eres luz.
Carlos Iván Ontiveros (Carivano)
Reservados todos los derechos de autor
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