Todo es un misterioso juego de miradas. Hasta que los ojos se apagan, y ya
no hay juego
“Creo en la expansión del universo, en la conciencia infinita, en lo
inefable más que en la palabra, en la música más que en los periódicos, en los
hechos más que en los discursos, creo en el amor -sobre todas la cosas- y en
este “mientras tanto” que es la vida. Creo en la verdad, aunque no la hayamos
despojado de nosotros, en las miradas cuando son lenguaje de lo interior, creo
en el desierto que no habité y en el abismo, donde desesperé, creo, entre otras
cosas, en el silencio ancestral y en lo que no podemos definir como Dios, pero
que también es”
Alejandro Lanús
Alejandro Lanús escritor y poeta argentino de estilo conciso y sentencioso
nace en la ciudad de Buenos Aires Argentina. Trabajó en diversas
multinacionales destacándose rápidamente en “Radio Mitre” una de las emisoras
de radio más populares e importantes de Argentina. Luego de realizar intensos
viajes a oriente, decide apartarse definitivamente del ámbito laboral para
dedicarse exclusivamente a escribir. Para ello se refugia en la montaña, en la
hermosa ciudad de San Carlos de Bariloche (Rio Negro) donde vive durante cinco
años. En el año 2007 se traslada a La Cumbre, otro hermoso pueblo de montaña en
la Provincia de Córdoba, lugar en el que reside actualmente. En el año 2009,
decide editar “Umbrales” una obra de aforismos y "astillas de poesía"
que representan el movimiento y el camino hacia las raíces del idioma, con la
más viva y sorprendente búsqueda de belleza.
Alejandro, bienvenido a Globedia
-P.- ¿Cómo nace “Umbrales”?, háblenos de su libro
R.- “Umbrales” no ha nacido aún, está emergiendo, lentamente... de seguro
aguarda el momento en que parta: para ser sin mí.
“Umbrales” tuvo un proceso de concepción aleatorio. En el año 2001, en
plena crisis argentina, firmé un contrato con Emecé. La profundización de la
crisis quiso que la prestigiosa editorial fuera absorbida por Grupo Planeta y
que “Umbrales” quedara en Stand by. Nueve años más tarde, un incendio
desolador, “envolvió” mi casa. Haber tomado contacto, de hecho, con la
impermanencia renovó mi deseo de editar. Sin embargo, hubo un acontecimiento
decisivo: exactamente un mes antes del fuego, había escrito algunos aforismos
premonitorios:
"El fuego deshizo todo, menos los nombres."
"Observo la impermanecia de las cosas
con mi pensamiento de arena."
"Edén sin desdén, ¿existes?"
"En esta isla desolada donde los pájaros mueren volando."
"Todos nos iremos de prisa, hacia la nube negra."
"En este sudario de vigilias,
de noches mustias, de lágrimas de fuego."
"Una tarde de inspiración puede destrozarlo todo."
"Como un infierno sin nombre.
Como un pantano sin tiempo."
"Hay que morir hasta morirse.
Hay que morir hasta en las cenizas.
Todo tiene que morir para nacer de nuevo."
Fueron varias las miradas poéticas que aludían en cierta forma al fuego y
que se anticipaban al devenir. Movido por la búsqueda de un renacimiento
espiritual y por la añoranza de "dejar algo" antes del fin, estas
“astillas de poesía”, me dieron el ánimo necesario para continuar y me
impulsaron a editar la primer edición. Lo cierto es que, luego del fuego, tuve
la urgencia de concebir “Umbrales” por mi propia cuenta, sin detenerme a buscar
una editorial.
Como verán, los libros se van gestando de una manera misteriosa. Borges
decía: "Publicamos para no seguir corrigiendo." En mi caso,
reemplazaría la última palabra por mutilando, que es lo que me sucedió a mí por
no haber editado a tiempo y por perpetuarme en "correcciones":
-P.- Claro Ud. escribió "Perfeccionar, perfeccionar, una manera de
destrozar."
R.- Lo más difícil es abandonar el poema. Entender el absurdo: <que ya
está listo, aunque inacabado> pues el lector le dará un nuevo sentido, un
giro inesperado.
En esta segunda edición reemplacé algunos aforismos por otros, pero siempre
dejando frases que reflejan distintas épocas literarias. El tiempo irá haciendo
la depuración y la selección que no supe hacer.
-P.- ¿Cómo se acercó a la literatura?
R.- Todo sucedió sin darme cuenta. En el colegio, cuando tenía 10 años, nos
hacían leer tres libros semanales y luego debíamos hacer una sinopsis. Esa
deber descarado, obligarnos a leer a la fuerza, incrementó mi rebeldía, al
punto que encontré una técnica infalible para engañar a mi maestra: antes de
comenzar cada libro primero leía el prólogo, seguía por la contratapa y, cuando
había, examinaba el epílogo, después, sigilosamente, leía el primer capítulo,
el del medio y el último, con esos elementos, y un poco de imaginación, eludía
mis obligaciones; hasta que un día tuve en mis manos “Mi planta de naranja lima”,
hice lo propio, pero cuando leí el primer capítulo me di cuenta de que yo era
Zezé, no pude parar de leer hasta llegar de un tirón al final. Ahí descubrí que
cada vez que improvisaba un resumen estaba creando y que la literatura no era
mala para mí, sólo debía saber cuál era el libro adecuado.
-P.- ¿Por qué escribe Aforismos?
R.- Cómo saberlo... tal vez persiga relámpagos.
-P.- Sin duda encontramos en sus aforismos mucha madures y sensibilidad
poética, una manera de desnudar verdades, realidades a las que el ser humano no
quiere enfrentarse, ¿Tal vez sea una manera de llevarnos a la reflexión, al
reencuentro con nosotros mismos?
R.- De por sí, el género aforístico, en su mejor expresión, instiga al
ahondamiento, pues obliga al lector a participar de la creación del autor que
no lo da todo servido. Un aforismo es una invitación filosa hacia uno mismo,
sin embargo habita un contrasentido en quien los escribe: el aforista entra al
desierto de la duda con el anhelo de la certeza. Toda una paradoja. Si bien el
aforismo es una sentencia breve -doctrinal o moral-, al sentenciar casi siempre
nace un trauma, surgen nuevas indagaciones, invariables giros, uno sabe que hay
que definir, pero al momento de hacerlo irrumpe un espejo donde uno frena y se
repregunta ¿podemos dar algo por cierto...?
-P.- Cómo es el proceso creativo a la hora de hacer un aforismo o también
podríamos llamarlo pequeño poema o “astillas de poesía” como lo definió Ud.
R.- No hay una fórmula específica, menos un proceso exacto. En lo personal
todo sucede -o al menos lo mejor- cuando estoy en un estado meditativo, en una
profunda calma, casi vacío, en lo posible, hasta de palabras y de pensamiento:
me dejo llevar por lo que va sucediendo, trato de no intervenir, para dejar de
lado la razón. A los días, y con los años, comienza el proceso racional del
poema, las "correcciones", donde se corren riesgos y a veces se
destruye.
-P.- Cómo se siente en relación a su obra
R.- Nunca estoy conforme, las dudas son infinitas, las variantes, los caminos,
el despojo es interminable. A veces quisiera decir dos palabras o una y que el
lector imagine hacia donde voy. Una vez fui despojando tanto un aforismo, hasta
que me quedé con una sola palabra, que ni siquiera estaba en el aforismo.
- ¿Cómo ve el auge del Aforismo en España?
Lo celebro con mucha alegría. Que la gente esté dispuesta a pensar, a
rumiar un pensamiento filosófico, poético, frenar en su frenesí cotidiano para
meditar un poco, es un enorme paso. Como también es meritorio que las
editoriales estén dispuestas a publicar este género tan particular y de pocos
autores, habla muy bien de los españoles. Ahora, en este auge, hay que tener un
poco de cautela, sobre todo los autores, crear un aforismo de cierto brillo es
casi tan difícil como hacer un gran cuento, pero ¿cuántos cuentos
extraordinarios puede hacer un escritor...? El género aforístico tiene una
desventaja: algunos creen que es fácil, y esa subestimación da un cierto
desparpajo al sentenciar; ahora, en el momento de sentenciar hay que ser muy
certero y cómo sentirse tan diestro en expresiones que deberían ser verdades
luminosas, a veces ignoradas racionalmente por el autor...
-P.- ¿Qué separa al hombre de su aforismo “Pensar una utopía hasta
plasmarla”?
R.- La estrechez de conciencia. Utopía significa proyecto ideal pero de
imposible realización. Ahora, es curioso, pues para que haya un proyecto de
tales magnitudes hubo un pensamiento no lineal de alguien que se atrevió a
vislumbrar algo mejor que lo que venimos haciendo, aquello que “no está en
ningún lugar” todavía. Si te permitís vivenciar “Imagine” (de Lennon) y
entender que es posible que colectivamente vivamos esa experiencia del ser, que
la podemos hacer real, descubrirás que hay algo que nos impide vivir en un
orgasmo de coexistencia, amándonos unos a otros, respetándonos, tanto a
nuestros pares como a las plantas y al reino animal. Por ahora puede más el
sistema, tal como ha sido concebido, que plasmar nuestras propias utopías: tal
vez las utopías existan cuando -a través de los hechos- hagamos morir de
existencias su definición. Un ejemplo, una utopía no tan ambiciosa: todos
sabemos que el petróleo contamina el planeta, que podríamos desarrollar energía
libre con imanes de neodimio tanto como para los vehículos, motores, como para el
consumo eléctrico libre de polución para la tierra y de gastos económicos para
el hombre, pero ¿hacemos algo para torcer el devenir de la historia o los
poderes ocultos pueden más que nuestra tímida conciencia?
P.- ¿En qué o quién cree Alejandro Lanús?
R.- Creo en la expansión del universo, en la conciencia infinita, en lo
inefable más que en la palabra, en la música más que en los periódicos, en los
hechos más que en los discursos, creo en el amor -sobre todas la cosas- y en
este “mientras tanto” que es la vida. Creo en la verdad, aunque no la hayamos
despojado de nosotros, en las miradas cuando son lenguaje de lo interior, creo
en el desierto que no habité y en el abismo, donde desesperé, creo, entre otras
cosas, en el silencio ancestral y en lo que no podemos definir como Dios, pero
que también es.
-P.- Ud. dirige varias páginas digitales con más de 50.000 seguidores ¿La
red, qué significa para usted, qué ha encontrado en ella?
R.- La posibilidad de interactuar con gente afín en cualquier lugar del
planeta, es una maravilla, antes impensada para el hombre. Independientemente
de si es escritor o no, se puede lograr una reunión de afinidades en el plano
que se te ocurra. Si despertáramos y nos diéramos cuenta del poder que tenemos,
muchísimas atrocidades dejarían de existir en el mundo, simplemente por estar
conectados vibrando en la misma sintonía: utilizando la tecnología en nuestro
favor, y no al revés.
∞
Mil gracias al escritor y poeta Alejandro Lanús, por dedicar esta reseña a
todos sus seguidores, invitándoles a conocer más sobre su obra en:
https://www.facebook.com/AlejandroLanusPoeta
http://www.aforismos.com.ar/
https://www.facebook.com/PoetasdelMundo.Poesia
∞
Alejandro Lanús-Fragmentos
∞
“Avezado escritor de aforismos
busca editor idóneo.”
∞
Todo es un misterioso juego de miradas.
Hasta que los ojos se apagan,
y ya no hay juego.
∞
La inmensidad y yo somos la misma grieta.
∞
Una caja de espejos
que encierre lo que no fuimos.
∞
En un pozo sin fondo,
en el centro invariable de lo variable.
∞
Cautivo,
En un adentro,
que nadie habita.
∞
Me sostengo donde nada se sostiene.
∞
Estuve a un paso de lo infinito.
Y por no haber dado un paso más,
ahora doy infinitos pasos.
∞
Sin saber decir
muelo las palabras,
las hago polvo.
Silencio la lengua del lenguaje,
sin saber decir.
∞
Lastimar la mariposa que sostenías con recelo
porque no sabías volar.
∞
"Un aforismo es un libro en pocas palabras." Alejandro Lanús
Extraído de "Umbrales"
∞
“Cada umbral de Alejandro Lanús es un puente a lo esencial. Sus aforismos
son el néctar de la poesía”
Mario Benedetti
∞
El aforismo -un género difícil por su engañosa facilidad- requiere don
poético y la lentitud de una meditación que se parece mucho al añejamiento.
Pero también es un discurso impaciente por arribar a un cierre ingenioso o a
una síntesis definitiva.
Todos estos rasgos están presentes en los bellos textos de Alejandro Lanús.
Sus aforismos conmueven porque son heridas del pensar, pulsaciones de una
verdad esquiva que nos pone ante umbrales que se abren ante todas las
direcciones. Pero ellas convergen finalmente en un solo centro: el ahondamiento
y la exploración de uno mismo.
Víctor Massuh
∞
Hasta la próxima
Carivano
Reservados todos los derechos de autor 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario