De la noche solo el desvelo.
Traes en la piel el deseó,
trasladando el sueño para otras horas,
otros días ...
Llegas como una llovizna distraída.
Te conviertes en la voz que no tenía.
En tu labios, los míos cobran vida,
tu carne se estremece con la mía.
Reavivaste mi voluntad y me diste una nueva vida
hoy envuelta en ti, tu calor me cobija.
En tu corazón enamorado que late sin dejar espacios
nos encontramos para amarnos.
De súbito amanece y seguimos amándonos
Continuamos rodando las horas para recuperarnos
y seguirnos amando.
© Carmen Zulay Ontiveros Moncada
Imagen de la red
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